Un azote está justificado? todavía seguimos pensando así... la mayor parte de la población cree que un cacheta a tiempo puede rectificar la conducta de cualquier niño... Invito a leer este artículo y a qué reflexionemos sobre los cachetes y su idoneidad o no...
La idea de hacer esta entrada surgió a partir de un artículo publicado en Noviembre de 2010 en EL PAÍS sobre el uso de los cachetes titulado “El cachete duele, pero no funciona”
"El cachete duele, pero no funciona" y de otros similares que podéis encontrar
aquí y
aquí. En ellos se citan estudios que constatan los efectos negativos del uso de los cachetes y se denuncia la excesiva permisividad hacia la violencia ejercida contra los niños que aún hoy en día se da en nuestra sociedad. No obstante, lo que me llevó a escribir esta entrada (dividida en varias partes) fue el exagerado y alarmante número de comentarios que defendían sin tapujos el uso de la agresividad y la coacción en la crianza. Más del 80% de los comentarios eran de padres que justificaban de alguna manera el uso de los cachetes en la educación de sus hijos.
Hay que aclarar que, desde 2007, el Código Civil dejó fuera la bofetada como opción educativa. La votación del Consejo de los Diputados fue de 184 a 162, con los votos a favor de los partidos liberales y en contra de los conservadores. Dudo que esto implique algún cambio a nivel práctico, sobre todo si tenemos en cuenta que un juez de familia de Sevilla opina que “si un niño pequeño va a electrocutarse con un enchufe y se le da un cachete en el culo, eso es aceptable. Otra cosa es causarle un daño físico o psicológico (…) Nadie en su sano juicio va a denunciar a un padre por dar un cachete suave a un niño”. No es, pues, una cuestión de leyes, sino de educación y abandonos primarios.
Desde hace bastantes años y tras muchas experiencias vividas en este sentido, soy consciente de que es imposible o, cuando menos, infructuoso tratar este tema cara a cara con la mayoría de estas personas. En cuanto comienzan a oír argumentos contrarios a su proceder, se cierran en banda y empiezan a gritar o a insultar. No se puede argumentar con alguien que está totalmente cerrado y no quiere o, tal vez, no desee escuchar.
Dejando a un lado las aspiraciones de que esto convenza a algún maltratador, me dispongo a analizar las diferentes excusas falaces que dan para pegar a sus hijos, desmontando cada una de ellas desde mi experiencia como psicólogo con cientos de pacientes, apoyado por otros muchos expertos de todo el mundo que denuncian la violencia en la infancia y por todas las evidencias científicas de los últimos años que demuestran los terribles efectos del maltrato infantil a corto y a largo plazo.
Quizás, esta serie de entradas os pueda servir para comprender mejor la manera de pensar de los que defienden el cachete. En mi opinión es que necesitarían hacer un trabajo profundo de introspección para comprender su propia infancia y cuestionarse el modelo educativo violento que ellos también sufrieron de pequeños.
En cada uno de los argumentos, os pondré un par de ejemplos de lo que dicen estos padres para que podáis haceros una idea. Aunque alguna frase os pueda sorprender, los textos que van entre comillas son frases reales de comentarios recopilados en distintos blogs.
Antes de empezar, no puedo resistirme a copiaros este testimonio que me parece un perfecto resumen de todo lo que comentaremos después:
“A mí me dieron alguna torta bien dada a tiempo y no estoy traumatizada ni mucho menos, lo que estoy es agradecida de que me educaran y no me dejaran salirme con la mía. Sin embargo veo a mi prima, que con 8 años cuando quiere algo se pone a llorar y lo único que acierto a decir es” que ostia te daba en toda la cara para que llorases por algo“, por eso a mí me respeta y a sus padres les torea. Los niños no entienden, son animales, y aprenden como ellos con dolor (ojo, hablamos siempre de una torta, no de una paliza)”
Veamos ahora, punto por punto, los argumentos que esgrimen los defensores del cachete correctivo.
-Tono agresivo y absolutista en la manera de escribir.
“Hace falta ser imbécil para decir que un bofetón a tiempo no consigue nada.”
“A el elemento que firma el artículo, se conoce que no le dieron un par de leches por escribir tontunas en su momento y como todo, las tontunas de su infancia se han convertido en estupideces en su madurez.”
Lo primero que llama la atención al leer estas justificaciones del cachete es el tono tremendamente violento que utilizan para argumentar. Además, el desprecio, la descalificación y el insulto, suelen jalonar con frecuencia su discurso. No tienen ninguna intención de reflexionar o cambiar, las cosas son así porque ellos lo dicen y el que piense lo contrario está equivocado. En todos los comentarios hay un aroma a dictadura que espanta.
Lo paradójico, como veremos más adelante, es que estas personas se autocalifican como las más educadas y respetuosas del mundo. Según ellos, estas “extraordinarias” condiciones morales las adquirieron ¡por supuesto! gracias a los azotes que recibieron de sus padres. Desde luego, sin lugar a dudas, este es un hecho harto improbable ¿cómo a través de la agresividad se puede enseñar educación y respeto? En realidad, lo único que aprende un niño bajo coacciones físicas es a reprimir la propia personalidad por miedo al castigo y a repetir ese mismo patrón de agresividad en cuanto empiece a tratar con individuos más débiles. No son personas educadas, son sujetos reprimidos y enormemente resentidos. Su tono agresivo al escribir habla por ellos.
Siguiendo con los comentarios, veremos cómo algunos asustan por el tono amenazante que emplean. ¿Cómo debe ser crecer en un entorno así? ¿Cómo lo vivirán los hijos de estas personas? Yo lo veo cada día en la consulta e, imagino, que muchos de vosotros lo habréis sufrido en primera persona.