Mujeres en cadena

jueves, 27 de octubre de 2011

Niños consentidos... o sentir con los niños...

Muy acertado este escrito del Blog creciendo con David... Escuchar  la  necesidad autentica del niño sin pasarnos por encima la necesidad del adulto... Dejarles hacer, escucharles... no quiere decir que les consintamos... qué es consentir? hasta qué punto consiento o no? si consiento, soy consciente de lo que hago? Si soy consciente, esto es consentir?... Reflexionemos...


Todos o casi todos, en algún momento u otro (y algunos mucho más de lo que nos gustaría) hemos oido eso de que estamos consintiendo demasiado a nuestros hijos y que los vamos a convertir en unos consentidos. Y los que no lo hayan oido, posiblemente lo hayan dicho a su vez a otros papás.


En este contexto, se entiende que consentir es algo malo y que acarrea malas consecuencias para nuestros hijos, teniendo que evitarlo si queremos criarlos correctamente y que sean personas de provecho.

Pero si observamos la palabra consentir nos daremos cuenta de que se compone de “sentir con”. Y os pongo un ejemplo de como cambian las cosas cuando dotamos a la palabra consentir de este nuevo significado:

Yendo de compras , de camino al supermercado, David repara en el parque y me pide que vayamos. Le digo que vamos a comprar, pero el, eufórico ante la idea de un rato de juegos, insiste en ir. Según cual sea nuestro enfoque, podemos adoptar una de estas dos actitudes:

- No “consentirle” su capricho siguiendo adelante con nuestros planes o “consentirle” lo que sentimos que no debemos consentir porque somos unos blandos.

Desde este enfoque, en el que consentir a nuestros hijos es negativo, o bien siempre nos sentiremos mal cuando cambiemos de planes para darles aquello que demandan, o bien nunca cederemos para sentirnos bien con nosotros mismos y no criar niños consentidos.

- “Sentir con” nuestro hijo su deseo de ir al parque, valorar si la actividad que íbamos a hacer se puede posponer y si es viable acceder, darle la posibilidad de cumplir ese deseo y obrar en consecuencia.

Desde este enfoque, tomemos la decisión que tomemos nos sentiremos bien con nosotros mismos y creo que daremos a nuestros hijos una valiosa lección. .. si existe la posibilidad de hacer realidad su deseo lo hacemos y si lo consideramos imposible lo negamos, pero ni lo negamos arbitrariamente ni por miedo a “consentir”… lo negamos porque en ese momento resulta imposible.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Le has vacunado a tu hijo?

Elegimos cada día lo que somos, lo que hacemos y a lo que aspiramos... Anónimo


La decisión de vacunar es totalmente libre en este país, no es obligatorio, lo fácil, el camino corto es no plantearnos nada sobre el tema y llevar a cabo el calendario de vacunación completo... Creo que está última opción está muy extendida en este país.

En cualquier caso, no deja de ser una decisión muy personal y cada uno, según sus circunstancias, momento e información decidirá qué hacer al respecto...

En el mundo de la vacunación vengo observando, como  en la maternidad en su conjunto, todo son opciones polarizadas, detractores de la vacunación y defensores férreos de la misma...

Por qué estar a favor de las vacunas
Por qué estar en contra

Cuando tienes un bebé y empiezas a informarte, entras en un mar de dudas... de la conveniencia o no de vacunar... Personalmente, no me declaro en contra de las vacunas pero tampoco soy pro vacunas ...

Nosotros, mi pareja y yo, nos hicimos muchas preguntas, pero hay dos que fueron fundamentales... son necesarias todas esas vacunas con 2 meses de vida? Todas son necesarias e importantes?

Vas profundizando en el tema, y conoces gente que nunca se ha vacunado y que están sanos y sin ningún tipo de problema y te das cuenta que en el fondo de todo, hay una política del miedo en la que todos entramos y nos atrapan... "si no le vacunas, pones en peligro al resto de los niños ...., vas a ser un foco de posibles futuras enfermedades!!..." y entras y formas parte de esa ola de miedo e inconsciencia y si no te lo cuestionas, te quedas ahí...

Y digo yo...  a los 2 meses un niño qué puede provocar?, sino deja de estar en el pecho o brazos de sus padres... Su sistema inmune se está haciendo y le estamos introduciendo un montón de enfermedades... Quien penso en el protocolo de vacunas, no pensó en esto?, supongo que habrá muchas razones médicas para empezar tan pronto, pero las desconozco...

Y te vas adentrando y vas conociendo gente, que ha sufrido efectos secundarios, enfermedades, insomnio y te vas informando sobre cada vacuna en concreto... y piensas, con toda esta cantidad de vacunas que se ponen hay "alguien" que se tiene que estar beneficiando y mucho. Y claro, ahí  estan todas las farmaceuticas sacando "tajo" de esta increible inversión... y así es, el dinero que mueven las vacunas es innombrable... y los lobbies que hay supongo que serán de película... Y en vez de tanta inversión en vacuna, no se podría invertir en saneamiento, en la existencia de aire y agua pura, en alcantarillado...

miércoles, 12 de octubre de 2011

Un cachete a tiempo... no va mal...

Un azote está justificado? todavía seguimos pensando así... la mayor parte de la población cree que un cacheta a tiempo puede rectificar la conducta de cualquier niño... Invito a leer este artículo y a qué reflexionemos sobre los cachetes y su idoneidad o no...




La idea de hacer esta entrada surgió a partir de un artículo publicado en Noviembre de 2010 en EL PAÍS sobre el uso de los cachetes titulado “El cachete duele, pero no funciona” "El cachete duele, pero no funciona" y de otros similares que podéis encontrar aquí y aquí. En ellos se citan estudios que constatan los efectos negativos del uso de los cachetes y se denuncia la excesiva permisividad hacia la violencia ejercida contra los niños que aún hoy en día se da en nuestra sociedad. No obstante, lo que me llevó a escribir esta entrada (dividida en varias partes) fue el exagerado y alarmante número de comentarios que defendían sin tapujos el uso de la agresividad y la coacción en la crianza. Más del 80% de los comentarios eran de padres que justificaban de alguna manera el uso de los cachetes en la educación de sus hijos.
Hay que aclarar que, desde 2007, el Código Civil dejó fuera la bofetada como opción educativa. La votación del Consejo de los Diputados fue de 184 a 162, con los votos a favor de los partidos liberales y en contra de los conservadores. Dudo que esto implique algún cambio a nivel práctico, sobre todo si tenemos en cuenta que un juez de familia de Sevilla opina que “si un niño pequeño va a electrocutarse con un enchufe y se le da un cachete en el culo, eso es aceptable. Otra cosa es causarle un daño físico o psicológico (…) Nadie en su sano juicio va a denunciar a un padre por dar un cachete suave a un niño”. No es, pues, una cuestión de leyes, sino de educación y abandonos primarios.
Desde hace bastantes años y tras muchas experiencias vividas en este sentido, soy consciente de que es imposible o, cuando menos, infructuoso tratar este tema cara a cara con la mayoría de estas personas. En cuanto comienzan a oír argumentos contrarios a su proceder, se cierran en banda y empiezan a gritar o a insultar. No se puede argumentar con alguien que está totalmente cerrado y no quiere o, tal vez, no desee escuchar.
Dejando a un lado las aspiraciones de que esto convenza a algún maltratador, me dispongo a analizar las diferentes excusas falaces que dan para pegar a sus hijos, desmontando cada una de ellas desde mi experiencia como psicólogo con cientos de pacientes, apoyado por otros muchos expertos de todo el mundo que denuncian la violencia en la infancia y por todas las evidencias científicas de los últimos años que demuestran los terribles efectos del maltrato infantil a corto y a largo plazo.

Quizás, esta serie de entradas os pueda servir para comprender mejor la manera de pensar de los que defienden el cachete. En  mi opinión es que necesitarían hacer un trabajo profundo de introspección para comprender su propia infancia y cuestionarse el modelo educativo violento que ellos también sufrieron de pequeños.
En cada uno de los argumentos, os pondré un par de ejemplos de lo que dicen estos padres para que podáis haceros una idea. Aunque alguna frase os pueda sorprender, los textos que van entre comillas son frases reales de comentarios recopilados en distintos blogs.
Antes de empezar, no puedo resistirme a copiaros este testimonio que me parece un perfecto resumen de todo lo que comentaremos después:
“A mí me dieron alguna torta bien dada a tiempo y no estoy traumatizada ni mucho menos, lo que estoy es agradecida de que me educaran y no me dejaran salirme con la mía. Sin embargo veo a mi prima, que con 8 años cuando quiere algo se pone a llorar y lo único que acierto a decir es” que ostia te daba en toda la cara para que llorases por algo“, por eso a mí me respeta y a sus padres les torea. Los niños no entienden, son animales, y aprenden como ellos con dolor (ojo, hablamos siempre de una torta, no de una paliza)”
Veamos ahora, punto por punto, los argumentos que esgrimen los defensores del cachete correctivo.

-Tono agresivo y absolutista en la manera de escribir.

“Hace falta ser imbécil para decir que un bofetón a tiempo no consigue nada.”
“A el elemento que firma el artículo, se conoce que no le dieron un par de leches por escribir tontunas en su momento y como todo, las tontunas de su infancia se han convertido en estupideces en su madurez.”
Lo primero que llama la atención al leer estas justificaciones del cachete es el tono tremendamente violento que utilizan para argumentar. Además, el desprecio, la descalificación y el insulto, suelen jalonar con frecuencia su discurso. No tienen ninguna intención de reflexionar o cambiar, las cosas son así porque ellos lo dicen y el que piense lo contrario está equivocado. En todos los comentarios hay un aroma a dictadura que espanta.
Lo paradójico, como veremos más adelante, es que estas personas se autocalifican como las más educadas y respetuosas del mundo. Según ellos, estas “extraordinarias” condiciones morales las adquirieron ¡por supuesto! gracias a los azotes que recibieron de sus padres. Desde luego, sin lugar a dudas, este es un hecho harto improbable ¿cómo a través de la agresividad se puede enseñar educación y respeto? En realidad, lo único que aprende un niño bajo coacciones físicas es a reprimir la propia personalidad por miedo al castigo y a repetir ese mismo patrón de agresividad en cuanto empiece a tratar con individuos más débiles. No son personas educadas, son sujetos reprimidos y enormemente resentidos. Su tono agresivo al escribir habla por ellos.
Siguiendo con los comentarios, veremos cómo algunos asustan por el tono amenazante que emplean. ¿Cómo debe ser crecer en un entorno así? ¿Cómo lo vivirán los hijos de estas personas? Yo lo veo cada día en la consulta e, imagino, que muchos de vosotros lo habréis sufrido en primera persona.

«La autoridad no se tiene por ser padre, hay que ganársela»

Los adultos y los niños nos comportamos en función de lo que sentimos y qué necesitamos... Ser padre no es tarea fácil y ser hijo tampoco... respetar a nuestros hijos, marcar los límites claros desde la comprensión evitando el cachete de turno, porque hemos perdido el control... escuchar las emociones de nuestros hijos y empatizar con ellos... hace que nos ganemos ganemos la autoridad que no es lo mismo que autoritarismo...


Dedicamos años a formarnos profesionalmente, pero nadie nos enseña a ser padres. «Por eso tenemos que ser comprensivos y recordar que estamos haciéndolo lo mejor que podemos», a pesar de la sensación de mala madre o padre que se pueda tener ocasionalmente. La psicopedagoga zestoarra Nerea Mendizabal hablará hoy sobre cómo construir la relación desde el corazón, evitando chantajes, amenazas y castigos, en la X Jornada de Lactancia Materna que se celebra en Donostia.


-¿Cómo se enseña a un niño lo que está bien y mal?

- Partir de la idea del bien y del mal, de lo correcto y de lo incorrecto, o de quién tiene la razón, el niño o yo, supone poner un primer obstáculo en la relación, porque nos posicionamos como jueces. Yo parto de la idea de que los niños están aprendiendo a ser hijos, a ser personas; y que nosotros como padres también, con la diferencia de que como adulto tengo más años y nadie al lado cuestionándome, amenazándome o evaluando mi función paterna. El objetivo para los padres puede pasar por explicar que ciertas conductas producen malestar, porque en ese momento mis necesidades no están siendo tenidas en cuenta. Si nos fijamos, una misma conducta en un momento no me altera y en otras sí.

- ¿Como cuándo?

- Ocurre mucho con las fuentes. En verano no nos importa que los hijos se mojen, pero en invierno sí. Y ellos mantienen la misma conducta en las dos estaciones: se mojan y disfrutan con el agua porque es un placer. Entonces hay que hablarles desde nuestra necesidad, o nuestras inseguridades, diciendo: «En este momento no estoy segura de que tu salud esté garantizada si haces esto», y no ponerse en la actitud de «es que si le dejo ahora, en invierno también va a querer. Pues nada, entonces nunca». A los niños hay que ponerles límites, pero partiendo de que como padre lo que quiero es que entienda que es importante que cumpla lo que le estoy explicando, frente a posiciones como «eres un niño malo porque te estás mojando».

jueves, 6 de octubre de 2011

Éxito profesional???

Nos lo han inculcado desde pequeñas, de manera indirecta y sútil... formarnos y estudiar para alcanzar ese puesto de trabajo en el que supuestamente te autorrealizarás, te sentirás completa ... y nos lo creimos...
Pero el tiempo pone todo en su sitio y te das cuenta que no necesitas ese éxito y que no es lo que buscabas, que aquello lo habías sobrevalorado...
Cuando conectas contigo, te dejas sentir, aparece otra cosa, otra dimensión ... el éxito profesional es un cuento y más cuando llega la maternidad, donde todas tus prioridades se trastocan y lo importante son tus hijos y tu familia...
Y sí,  mi actividad profesional, a lo que me dedico quiero que  me satisfaga y sobre todo, disfrutarla porque para ello invierto unas horas al día... pero NO necesito el éxito, para qué? para quien? ... ya no tengo que demostrar nada...


Somos la generación de la libertad, de las oportunidades. Los hijos de la democracia, hijos del Estado de bienestar. Somos las que según nuestros mayores “lo hemos tenido todo”. No podemos quejarnos porque no nos ha faltado de nada, porque hemos podido estudiar y formarnos. Tenemos carreras universitarias, masters, trabajos cualificados, somos independientes, viajamos, tenemos derechos y libertades…


Gracias a los esfuerzos de las anteriores generaciones la mujer y el hombre somos iguales ante la ley, y tenemos los mismos derechos y obligaciones, las mismas oportunidades.

Y así nos han educado. Nos enseñaron que teníamos que ser fuertes, mujeres todoterreno, y tener éxito en la vida. Éxito que por supuesto, tiene que ver con una vida profesional llena de ascensos, logros y altos cargos. Éxito que se consigue a través de la realización profesional. Éxito que viene dado por “escapar del yugo de la dedicación a la familia”. Nosotras tendríamos unos maravillosos trabajos bien remunerados, y nuestros hijos los criarían, en el mejor de los casos, nuestras madres.

Y lo aprendimos y lo asumimos. Y nos lo creímos . Y crecimos poniendo nuestros objetivos en llegar alto, y aparcamos a un lado todo lo que no fuera trabajo, y dedicamos 12 horas diarias a la vida laboral. Porque nuestra prioridad era cumplir con esas expectativas que habían puesto sobre nosotras; porque si no conseguíamos un éxito profesional habríamos fracasado.

Y algunas lo conseguimos.
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